Tuesday, January 23, 2018

¿Rabietas? Entiéndelas y aprende a lidiar con ellas


Adquiere los conocimientos necesarios para controlar estas situaciones.
El día a día para quienes conviven con niños con autismo puede ser todo un desafío, en especial si no conocen el procedimiento correcto para el manejo emocional de estos pequeños. Y es que, los consejos que regularmente reciben los padres de parte de abuelos, docentes y conocidos, pueden no aplicar en presencia de este trastorno; por el contrario, podrían perjudicar al niño. ¿Quieres aprender cómo controlar sus rabietas y mejorar su conducta? Hoy te traemos algunos consejos para que la vida de tu niño y la tuya sean mucho más felices.  

¿Cómo surgen las rabietas o pérdidas de control emocional?

Hay situaciones especialmente complejas para los padres, sorprendentemente una de las más frustrantes es lo que algunos especialistas llaman “mutismo selectivo”. Esto consiste en que el niño entra en un episodio en el que parece no estar escuchando nada de lo que pasa a su alrededor, tampoco se manifiesta ante ello. Se ha determinado que es la forma que adoptan algunos niños para protegerse en situaciones de incomodidad o estrés.

Por otro lado, las conductas agresivas o evasivas pueden ser resultado de un aumento de las hormonas de cortisol y adrenalina; como consecuencia, el niño pierde su control emocional y es necesario ayudarlo. El exceso de hormonas también puede ocasionar trastornos del sueño, carácter irritable y excesiva sensibilidad ante las situaciones de estrés.

Por esta razón es necesario que los padres reciban información y capacitación por parte de terapeutas especializados para hallar las mejores alternativas de manejo de rabietas en casa, entendiendo que no es un acto voluntario sino un impulso psicológico o biológico.

¿Cómo aprender a manejar las rabietas de los niños?

Es el adulto quien debe conocer a profundidad el trastorno con el que trata para poder asumir la posición del niño y aprender a lidiar con estas situaciones. Es necesario empatizar con las frustraciones, miedos y cualquier emoción que pueda derivar en un acto físico por parte del niño, y partiendo de este punto tomar cartas en el asunto.

También es importante conocer métodos invasivos y no invasivos, sabemos que los factores externos que un día pueden pasar desapercibidos, al día siguiente podrían ser un detonante para una conducta disruptiva grave.

¿Cómo lidiar con conductas disruptivas?

Una conducta disruptiva es toda conducta que elimina completamente la posibilidad de la comunicación a través del lenguaje, es cuando nuestros niños parecen estar encerrados en un mundo aparte en medio de una rabieta y no pueden escucharnos.

Para aprender a lidiar con una conducta disruptiva es necesario identificar factores como: qué hace el niño, qué hace su entorno, el detonante de la conducta, lo que el niño quiere y cuánto tiempo dura la conducta negativa. Estos factores nos ayudarán a saber qué hacer; sin embargo, hay algunos métodos estándares que podrían funcionar en primer lugar para conductas leves. A continuación los explicamos:

Si el llanto o la conducta no es demasiado disruptiva, no permitas que la situación te maneje. Continúa actuando con normalidad y espera la evolución de esta conducta, si empeora, recurre a otros métodos.

Utiliza el desvío de atención si el niño manifiesta un interés excesivo hacia algo, puedes proponer  o realizar nuevas actividades frente a él para enfocar su interés en lo que deseas.

En caso de desgano, o aburrimiento, disminuye la exigencia o complejidad de la tarea que el niño debe realizar, pero no permitas que deje actividades a medio hacer, recordarlo podría provocar ansiedad.

Todo cambio de conducta disruptiva debe reforzarse, y una buena forma para hacerlo es a través del lenguaje corporal. Sonríe y utiliza un tono de voz de satisfacción o alegría para impulsar la conducta de mejora.

Si el llanto es excesivo, se recomienda dar un time out, se trata de poner al niño en un lugar donde no pueda hacerse daño, siempre acompañado de un adulto de confianza que pueda mantenerlo en el lugar en el que esté. En caso de que el niño quiera salir, se recomienda forzarlo suavemente a permanecer en el sitio, realizando gestos de “calma”. Si la conducta empeora, es necesario consultar con un especialista.

Todos estos métodos están identificados como no invasivos, y no perjudican al niño de ninguna manera, por el contrario lo ayudan a lidiar con sus propias rabietas y manejarse emocionalmente.

Entender la frustración que pueden sentir los niños en ciertas situaciones es tan sencillo como asumir una situación similar: imagina que estás en un país con un lenguaje completamente ajeno al tuyo, con costumbres y códigos distintos a los tuyos, y aún así debes hacer vida ahí. No es tan fácil ¿cierto?

En Autism Soccer nos preocupamos por el cuidado adecuado de los niños con autismo, conocemos las capacidades que tienen por explotar. Sólo debes canalizar sus emociones, ser paciente y asesorarte siempre con especialistas. ¡El cielo no es el límite, hay huellas en la luna!

Nunca subestimes la magnitud de una pérdida de control, aprende a manejarlas por el bien del niño.




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