Thursday, May 10, 2018

Mary Temple Grandin: una científica demasiado humana

Aunque popularmente se cree que los científicos pierden su humanidad, esta mujer es la prueba de que esa afirmación es falsa.
La semana anterior les contamos sobre algunos empresarios autistas, entre los cuales mencionamos a una mujer que quisimos traer de vuelta por su instinto de superación y su capacidad de convivir en paz con su condición. Al referirnos a ella, dijimos: “Autista, y orgullosa de serlo, Temple Grandin es una empresaria y especialista en ciencias veterinarias que ha dedicado su vida a explorar posibilidades en beneficio de los derechos de los animales, sin alterar los procesos a los que estos deben ser sometidos.”

Pero hay mucho más detrás de la vida de la gran Mary Temple Grandin. ¿Quieres conocer a esta maravillosa mujer? ¡Continúa leyendo!

La magia detrás de la ciencia

Los padres de la pequeña Mary detectaron una serie de comportamientos extraños, que con el tiempo fueron se fueron arraigando cada vez más. El detonante de la preocupación de toda su familia fue el rechazo que ella mostraba al contacto físico de parte de cualquier persona, incluso de su propia madre. Mary no toleraba el contacto físico, lo que llevó a sus padres a visitar a varios especialistas que le diagnosticaron daño cerebral cuando tenía apenas tres años.

Tiempo después, cuando tenía 16 años, Mary frecuentaba una granja que pertenecía a su tío, y un buen día fue testigo del funcionamiento de una máquina que él utilizaba para calmar al ganado en situaciones de estrés. Esta máquina consistía en dos placas metálicas que intentaban juntarse y, en el proceso, ejercían una leve presión en el animal, presión que parecía relajarlo. Entonces Mary conoció por fin una posibilidad para cumplir con el estímulo que ella necesitaba, pero que no era capaz de recibir por su rechazo involuntario al contacto físico de las personas. Se le ocurrió la idea de diseñar una máquina que siguiera el mismo principio de la que su tío utilizaba para calmar al ganado, con el fin de recibir abrazos; decidió llamar a su invento “la máquina de dar abrazos”, pero no fue sino hasta entrar a la Escuela para niños especiales que decidió construirla.   

La vida para una mujer como Mary no era sencilla, debía vivir no sólo con su condición sino también con la mirada de las personas a su alrededor, capaces de juzgarla por todo eso que la hacía distinta. En el año 1970 consiguió graduarse de psicóloga, se mudó a Arizona y mostró interés en la zootecnia. Mientras cabalgaba, se dio cuenta de que los animales también tienen malestares emocionales, y decidió especializarse en el comportamiento animal. El amor por esta nueva área la llevó a dedicar su vida al bienestar animal.

Las grandes habilidades especiales de Temple Grandin

Después de graduarse como ingeniero agrónomo en el año 1989, Mary reconoció sus habilidades especiales. Esta mujer es capaz de realizar en su mente cálculos complejos, elaborar máquinas increíbles usando su imaginación y, por si fuera poco, también es capaz de ver el mundo a través de imágenes mentales, que la hacen interpretar la naturaleza de su entorno de una forma mucho más simple, aunque mecánica.

Mary Temple Grandin amó el mundo que la rodeaba desde muy pequeña. Además, encontró la manera de dar respuesta a cada una de las interrogantes que le planteaba su condición, por sus propios medios desarrolló los recursos que necesitaba para tener una vida plena, y explotó al máximo el potencial que reconoció en sí misma. Definitivamente, su vida merece reconocimiento, por cada uno de sus inventos y por la entereza con la que asumió los desafíos que se presentaban constantemente en su camino.

Una vez más, aprendemos del ejemplo de una persona que reconoció la ausencia de barreras más allá de una condición que, para ese momento, no había sido tan estudiada. En Autism Soccer sabemos muy bien que las barreras del autismo son principalmente las que establece el entorno, porque dentro de la condición no hay absolutamente nada imposible. Te invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales para aprender mucho más sobre el autismo, y sobre las grandes personas que, al igual que Mary, nos demuestran el alcance de las habilidades especiales que brinda esta condición.
Una mujer que, después de conocerse a sí misma, decidió ayudar a los demás a reconocer su condición.



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